El terroir es una
palabra de origen frances, muchas personas la usan como comodín para dar
distinción a un producto. Terroir por una traducción a nuestra lengua lo
asociamos a tierra. Pero es una palabra
que engloba mucho más. Realmente, cuando
la tomamos para describir un vino estamos haciendo referencia a un círculo
donde interactúan todos los pequeños detalles que forman parte del viñedo,
la bodega y las personas. Son todos esos detalles los que marcarán la identidad de un
producto. Por eso no hay dos vinos iguales.
Vivimos en una sociedad
que tiende a la estandarización, y esto se está contagiando al mundo del vino.
Cada vez se elaboran vinos más parecidos entre sí debido al uso de técnicas
estandarizadas buscando un proceso, no sacar el máximo partido al proceso. Nos
referimos a técnicas enológicas donde el uso de añadidos al vino sustituye la
expresión del terruño. Dos problemas muy serios son la pérdida de variedad
genética en el viñedo y el uso de variedades foráneas. Se plantan los mismos clones
y se cree que variedades de fuera pueden ser mejor que las que se plantaban
aquí toda la vida.
En Altos del Enebro
seleccionamos para las nuevas plantaciones nuestros propios clones de
variedades autóctonas sacadas minuciosamente de las viñas viejas de nuestros
mayores. Nos esforzamos en preservar el legado tan bonito que nos dejan.
Los suelos donde se
ubican nuestros viñedos son muy ricos en minerales y trabajamos con técnicas que
respetan la flora y fauna que habita en nuestros viñedos. Cada año adquirimos
más conocimiento para entender cómo marcar esa identidad de cada una de las
viñas. Si a este suelo tan rico en mineral le sumamos el máximo respeto y una situación privilegiada a 1.000 metros de
altura sobre el nivel del mar, el resultado es un vino de gran calidad, fresco
y muy personal.
Parece magia que
uvas de la misma variedad, cultivadas, vinificadas y envejecidas con las mismas
técnicas en zonas geográficas completamente distintas, produzcan vinos tan
diferentes entres sí. Nosotros lo tenemos claro, no es magia, es el camino por
el cual empezamos nuestro proyecto. Mucho amor, sacrificio y respeto máximo
hacia el viñedo y los vinos. Un cariño que compartimos con nuestros clientes y
amigos.