En los próximos días vemos como las uvas, una a una, pasan
del verde al color característico en la maduración. Es lo que conocemos como
envero, la época de máximo crecimiento vegetativo, cuando la viña se convierte
en un mar verde y se encuentra en pleno esplendor.
La mayoría de las denominaciones de origen de Castilla y
León prevén una vendimia adelantada si las condiciones meteorológicas no
cambian radicalmente. De momento, En Altos del Enebro el calor registrado en el
mes de julio no está provocando daños en las viñas y el estado sanitario del
fruto es excelente, ya que no se ha visto afectado por plagas ni enfermedades.
Durante estos días debemos revisar las cepas una por una, ya
que en las viñas muy cargadas un aclareo de racimos que, aparte de facilitar la
maduración de los que queden, reducirá los riesgos de enfermedades
criptogámicas si vienen mal dadas. Incidiendo de nuevo en la prevención, ahora hay que tener un cuidado especial con
la polilla del racimo, insecto que hace la puesta sobre las uvas y propicia la
podredumbre desde dentro del racimo.
Toca pues hacer una vigilancia permanente del viñedo y una actuación rápida cuando las circunstancias lo precisen. En este sentido, lejos de relajarnos e irnos de vacaciones durante el mes de agosto, debemos permanecer en nuestro puesto atentos a la meteorología y a esos riesgos o escenarios anómalos, que cada campaña son distintos, y que pueden dar al traste con el esfuerzo de todo un año.
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