Se entiende por vendimia la recolección o cosecha de las
uvas para la producción de vino. El período de vendimia varía entre febrero y
abril (en el hemisferio sur), y julio y octubre (en el hemisferio norte). La
vendimia depende del grado de maduración de la uva que se desee, es decir, del
momento en que la relación porcentual entre los azúcares y los ácidos han
alcanzado el valor óptimo para el tipo de vino que se desea producir. Esto puede
depender de las condiciones climáticas, las diferentes zonas de producción, el
tipo de uva, y el tipo de vino que se quiera obtener.
Si tuviéramos que elegir qué día es el más importante en el
campo, sin duda, diríamos que es el día de la vendimia. Este día es el punto de
inflexión entre la viticultura y la enología. Decidir que día vendimiar es la
decisión más compleja a la que nos enfrentamos los vitivinicultores. Para
acertar hay que tener la pericia de un científico y la intuición de un
astrólogo. El premio será recoger una abundante uva, henchida de madurez,
colmada de color y de sabor, y en buen estado sanitario.
Tras este proceso, el mosto pasa a los depósitos, tinas o recipientes donde se producirá la fermentación
alcohólica, el maravilloso milagro de la conversión del mosto en vino. Este
proceso consiste en la transformación de los azúcares que contiene la uva en
alcohol por medio de la acción de las levaduras naturales.
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