La producción de vino no sólo se limita a España, Francia e Italia como tradicionalmente se menciona. Actualmente, el vino se produce desde Canadá hasta Sudáfrica pasando por Estados Unidos, México, Australia, Nueva Zelanda, Bulgaria, Rumania, Chile y Argentina, entre otros.
Los países
productores pueden encasillarse en dos grandes divisiones, el viejo mundo con
los países europeos y el nuevo mundo con Estados Unidos, México, Chile,
Argentina, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica principalmente.
Las primeras
plantaciones en el nuevo mundo tuvieron lugar en México durante el gobierno de
Hernán Cortes, ya que éste decretó que todos los españoles debían plantar vides
para abastecer las necesidades de la misa católica. Las variedades originarias
utilizadas por los primeros colonos son aún usadas para la obtención de vinos,
pero cuando estos países dejaron de estar bajo la tutela de España, la
plataforma ampelográfica se amplió importando variedades europeas y elaborando
en la actualidad vinos excepcionales y reconocidos mundialmente.
Los vinos del viejo
mundo están apegados a reglas muy estrictas y leyes muy claras sobre la
producción y el cultivo de la vid establecida por ley, lo permitido y lo no
permitido. Son países con tradiciones ancestrales en el tema y sus
legislaciones son sumamente restrictivas al respecto, mientras que en el nuevo
mundo las reglas no son tan claras ni tan definidas y su proceso de elaboración
es más moderno y experimental.
Los enólogos del
viejo mundo le damos mucha importancia al terruño, nosotros tenemos claro que
el vino nace en la viña, se dice que en el viejo mundo el enólogo es un
perfecto intérprete de la tierra. Los vinos del nuevo mundo no dan tanta
importancia al terroir y experimentan con cepas, con mezclas, con tiempos y
tipos de barrica. Los vinos del viejo mundo por lo general poseen vides
antiguas de hasta 100 años, las vides en el nuevo mundo son mucho más jóvenes.
Los vinos europeos
presentan aromas y sabores más minerales y térreos, son más sutiles, elegantes
y discretos, se insinúan, no se desbordan, seducen poco a poco. Los vinos del
nuevo mundo por el contrario son mucho más frutales, expresivos, exóticos,
directos y a veces desbordantes en aromas y sabores.
En este sentido, el
nuevo mundo quiere ganar ese lugar tan reconocido que el viejo mundo ha logrado
obtener, y los vinos europeos nos estamos enfrentando a un mundo más agresivo y
más competitivo. Ya no somos los únicos en el mercado y hemos tenido que despertar
ante un mundo mucho más competitivo y agresivo. Están cambiando técnicas y se
empieza a hablar cada vez más de algunos vinos europeos de corte moderno.
Cada vez oímos más y
más como vinos americanos chilenos o argentinos están ganando catas y concursos
en Europa haciendo a un lado los grandes y tradicionales vinos europeos. La pregunta es,
¿deben las denominaciones de origen europeas ser menos restrictivas en materia
de elaboración del vino para hacer vinos más modernos y competitivos?
En Altos
del Enebro lo tenemos claro, nuestro apego al terreno, a las cepas de clones
que minuciosamente hemos seleccionado, reproducido y que son el alma de
nuestros vinos, creemos en lo tradicional, los vinos que representen el mejor
saber hacer, en las técnicas más que probadas, meditadas y que tan grandes
resultados nos dan. Seremos clásicos, románticos pero el resultado se traduce
en grandes vinos que dan mucho que hablar.
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