martes, 28 de abril de 2015

¿Por qué proteger las indicaciones geográficas?



Hace unos días nos preguntaba un amigo por la complejidad de las denominaciones de origen españolas y la clasificación de los vinos según estas, y es que la gran variedad de suelos y climas de nuestra geografía han generado una extensa gama de vinos, cada uno de ellos con características y personalidades distintas. Estas circunstancias han determinado la necesidad de reglamentar estos vinos con “denominación de origen” para protegerlos y regular su producción en todas las fases.

La respuesta da para escribir un post, ya que hay que empezar explicando qué es una denominación de origen y su finalidad. Se trata de un tipo de indicación geográfica aplicada a un producto agrícola o alimenticio cuyas calidades o características se deben fundamental y exclusivamente al medio geográfico en el que se produce, transforma y elabora.  Las denominaciones de origen están supervisadas por los consejos reguladores, cuyas principales funciones son el control de origen, el control de calidad y el control de mercados.

Denominaciones de origen españolas
¿Por qué se acogen las bodegas a una denominación de origen? La ventaja fundamental es que garantiza al consumidor un nivel de calidad más o menos constante y unas características específicas. A cambio, los productores obtienen una protección legal contra la producción o elaboración de tales productos en otras zonas, aunque se utilicen los mismos ingredientes y procedimientos. Además, el estar amparados bajo una denominación de origen les permite influir sobre el precio final de sus vinos, fomentar la organización del sector productivo y facilita el acceso de productores a mercados nacionales e internacionales.

VP, DO, VC… puede parecer cuestionable que se pierda el tiempo cuando las distintas administraciones siguen aumentando el entramado de siglas que se manejan en el campo de la protección de los productos agroalimentarios, mientras el consumidor de a pie las ignora. Sin embargo, la utilización deshonesta de indicaciones geográficas por terceros no autorizados es perjudicial para los consumidores y los productores legítimos ya que induce a engaño a los consumidores, que creen estar comprando un producto genuino con cualidades y características específicas, cuando en realidad se trata de una imitación sin valor. Pero… ¿qué significan estas siglas relacionadas con el vino? Básicamente, sirven para designar y clasificar los vinos en España en función de la protección que tienen y de la normativa que cumplen.

Clasificación de los vinos españoles

 Empecemos por la base de la pirámide, los vinos de mesa, para ir ascendiendo hasta la cúspide: los vinos de pago.

Vinos de Mesa. Están en el escalón más bajo de la clasificación regulada de los vinos. No pertenecen a ninguna denominación de origen y tampoco tienen por qué especificar ni la añada, ni la procedencia, ni la variedad de uva empleada. Ojo, porque sean vinos de mesa no quiere decir que no tengan calidad, pues este concepto abarca un gran abanico de vinos, pero desde luego sí son vinos que no ofrecen demasiada información al consumidor en su etiqueta.

Vino de la Tierra. Al igual que los vinos de mesa, no proceden de ninguna denominación de origen, pero sí pertenecen a una región determinada que tendrá unas características medioambientales o de cultivo que confieren a estos vinos un cierto carácter. Su normativa es, lógicamente, menos exigente que la de los vinos con denominación de origen. En España hay 41 zonas geográficas con la denominación vino de la tierra, que suele ser, junto a los vinos de calidad, el paso previo a pertenecer a la D.O. de la Región.

Vinos de Calidad con Indicación Geográfica (VC). Al igual que los vinos de la tierra, están producidos y elaborados en una región o localidad determinada, pero también, y a diferencia de los anteriores, las uvas deben tener la misma procedencia. Además, la producción, la elaboración y el envejecimiento del vino se deben realizar en esa zona.

Denominación de Origen (DO). Las D.O. designan y protegen el vino perteneciente a una zona determinada y su normativa es mucho más exigente que en los anteriores. En concreto, estos vinos deben haber sido elaborados en una región, comarca o localidad determinada con uvas procedentes de esa zona, además, deben gozar de un elevado prestigio comercial y es imprescindible que hayan pasado al menos 5 años como vinos de calidad con indicación geográfica. En España disponemos de 69 denominaciones de origen para el vino.

Denominación de Origen Calificada (DOCa). Además de haber pasado al menos 10 años como denominación de origen, deben comercializar todo el vino desde bodegas inscritas y ubicadas en la zona geográfica delimitada y contar con un riguroso sistema de control de calidad y cantidad. Actualmente en España sólo contamos con dos denominaciones de origen calificadas: Rioja y Priorato.

Vinos de Pagos (VP): Es la máxima calificación administrativa que se le da a una bodega. Son vinos de reconocido prestigio originarios de un “pago”, es decir, de un paraje o lugar rural con características y microclima propios que lo diferencian y distinguen de su entorno. Si el pago está ubicado dentro de una denominación de origen calificada, podrá recibir el nombre de “pago calificado”. En España hay 14 vinos de pago.


miércoles, 22 de abril de 2015

“Que no te la den con queso”



Hemos decido escribir este post como guiño al comentario que un buen amigo de Altos del Enebro hacía en nuestro perfil de Facebook. Alguna vez habéis escuchado la expresión “que no te la den con queso”. En España significan algo similar a “que no te engañen” o “que no te tomen el pelo”. Si alguien trata de engañarnos decimos que quiere “dárnosla con queso” y también utilizamos la expresión “que no te la den con queso” cuando queremos advertir a alguien de que no sea víctima de un engaño.

¿A que muchas veces habéis tomado vino con queso? Pues seguramente ahí os la han dado con queso… y es que el origen de la expresión tiene que ver precisamente con la mezcla del sabor de estos alimentos.

Esta expresión tan utilizada en estos casos proviene de cuando los antiguos bodegueros recibían la visita de los compradores de vino al por mayor y les ofrecían una cata con tal de que probasen sus caldos antes de comprarlos. Siempre existía alguna añada de vino que salía menos bueno que otros y para que no se notase la baja calidad y fuese adquirido, lo servían acompañado de una ración de queso.


Resulta que el queso es capaz de engañar a las papilas gustativas haciéndolas insensibles a ciertos defectos de los vinos malos. Esto lo sabían los antiguos comerciantes de vino… y sacaban partido de ello. El sabor y fuerte olor del queso disimulaba la baja calidad del vino, por lo que, en muchas ocasiones, el bodeguero acababa engañando a los compradores y estos terminaban comprando ese género al mismo precio que el de mayor calidad.

Eso no quiere decir que no disfrutemos de un Altos del Enebro, de un Tomás González o de cualquier otro vino de calidad con un plato de un buen queso, que es un placer, eso sí, recomendamos probar el vino antes de tomar la tapa, no sea que “nos la den con queso…”

martes, 7 de abril de 2015

Primavera, la savia altera…


Como comentábamos en nuestro perfil de Facebook, ya tenemos nuestras vides listas para la brotación. En este post vamos a explicar este ciclo biológico tan importante que se repite anualmente. La brotación es la primera de las seis fases anuales de la vid, que se produce al inicio de la primavera, cuando empieza a nacer. A esta fase le siguen otras cinco no menos importantes, como la foliación, floración, fecundación y fructificación, Envero, y maduración y vendimia. 

Cada uno de estos ciclos van acompañados de unas labores específicas. En este sentido, en Altos del Enebro estamos siempre muy pendientes de la evolución de nuestras vides y nuestra tierra, trabajándola día a día y estudiando la evolución de cada fase para conseguir el máximo rendimiento de nuestras uvas y dotar a nuestros vinos de esa personalidad propia que los caracteriza.

Brotación

Durante la fase de brotación, la savia corre por la planta dando lugar a la aparición de los primeros brotes o yemas de color verde, que marcan el principio de un nuevo ciclo anual. A finales de  Abril o principios de Mayo, tras la poda, aparecen los primeros pámpanos que posteriormente crecen hasta convertirse en hojas. Este es un momento muy importante, ya que los primeros brotes están muy débiles. Cualquier viento fuerte o cambio brusco de temperatura, puede condicionar la producción y el año. A partir de aquí todo es un no parar en la viña, siempre mirando de reojo al cielo. 

Durante este periodo también vigilamos con atención la aparición de plagas, ya que existen diversos tipos, siendo las más comunes y perjudiciales las que se comen las yemas brotadas. En Altos del Enebro evitamos al máximo el uso de productos químicos, utilizando productos naturales como extractos de plantas para repeler el ataque de insectos. 

En esta fase nos enfrentamos a otro gran peligro para las vides, las heladas. La helada, es el gran enemigo incontrolable de la Ribera del Duero. El frío es la magia para hacer grandes vinos, pero el frío excesivo se convierte en helada. Si las heladas llegan tarde en primavera o vienen pronto en otoño, nos van a jugar malas pasadas. El ciclo vegetativo de la viña en Ribera del Duero es muy corto, por eso variedades de ciclo largo no suelen ser las más recomendadas.  

A la hora de hacer un buen vino, tan importante es el terruño, tal y como apuntábamos en un post anterior, como la forma de trabajarlo. En Altos del enebro mimamos nuestras tierras y nuestras vides, trabajando con el máximo cariño todos ciclos de las mismas para obtener unos vinos de altísima calidad. 

Durante el próximo mes de mayo se produce  aparición de las primeras hojas, desborre, que con sus múltiples funciones, son los órganos más importantes de la vid. Os seguiremos informando…



 

miércoles, 1 de abril de 2015

¿Puede el vino entrar en “shock”?



Resulta curioso, pero sí, los vinos pueden estresarse y entrar en “shock”… pero ¿qué significa qué una botella de vino puede sufrir un estado de shock o estar enferma? Como siempre decimos, el vino es un ser vivo, con lo que al igual que una persona, puede entrar en “shock”. Es un término que describe una condición que sufren los vinos cuando pierden cualidades y aromas, aunque se considera como una condición transitoria, ya que trascurrido un tiempo, días o semanas, suele desaparecer, es decir, “lo pasa mal” durante un tiempo.

En este post os vamos a explicar las situaciones más frecuentes que provocan el “shock” de los vinos y cómo prevenirlo, no sea que vayamos a confundirnos y desperdiciemos un buen vino por estar un poco “estresado”. Existen dos escenarios principales que provocan el estado de “shock” en una botella:

El primer escenario puede darse inmediatamente después del embotellado, ya que al tratarse de un producto vivo y sometido a un proceso cuidadoso de elaboración, en ocasiones requiere un tiempo de adaptación al verse sometido a un entorno nuevo, como es el caso del embotellado, donde pasa de la barrica o del depósito metálico directamente a la botella. Utilizando una metáfora, en respuesta a este nuevo entorno, el vino se vuelve un poco tímido y se refugia en sí mismo, originando una serie de alteraciones que pueden durar días, o incluso semanas, antes de asentarse y volver a ser él mismo.

El segundo motivo son los traslados, especialmente en el de los vinos más viejos y frágiles, ya que las condiciones extremas de temperatura o el movimiento puede agregar estrés a la evolución del vino, provocando que se cierre temporalmente.

Los síntomas son fácilmente identificables, ya que se reflejan en el color y en la limpieza del vino o también en el cambio de aromas, tornándose hacia olores parecidos a la col hervida, o a cerrado, y a sabores más amargos y fragmentados. Por lo general, unos días de descanso es la cura para recuperar su estado natural. En cualquier caso, el tiempo recomendado puede variar.

En el supuesto de que abramos una botella en estado de “shock” y muestre aromas desagradables, recomendamos optar por opciones como la aireación o la decantación del vino, con el fin de eliminar los olores. El decantado del vino es un buen remedio para evitar el “mal olor” debido a la enfermedad de la botella.

Hay que recordar que el vino nace en el viñedo para convertirse en un organismo vivo, donde las características particulares de las vides y del terreno muestran su ADN. Es un producto delicado que requiere de unos cuidados que en ocasiones no se tienen presentes.